Ladran, luego cabalgamos

Domingo 12 de julio. Antes era un acérrimo defensor de la dieta sin ejercicio para perder peso. Pensaba que si hacía deporte y luego lo abandonaba sería inevitable recuperar los kilos perdidos. Pero por otra parte, si adelgazo mucho sin mover una pestaña me quedaré fofo y con mis pellejos podré hacerme un edredón y un par de anoraks, y eso tampoco mola.

Y como yo no sólo quiero estar lindo y esbelto, sino que también quiero estar en forma, el deporte forma parte de mi vida desde el 1 de junio. Desde aquel día he subido a mi burra estática un total de 31 veces, unas 34 horas aproximadamente, durante las cuales he recorrido 960 km y perdido 14.408 kcal. Nadie de mi entorno, excepto mi madre que es muy happy flower, daba un céntimo de euro por mí cuando empecé. Me daban sobre la bici una semana como mucho. Que si al final estos chismes acaban en el trastero, o en el contenedor, o en el Segundamano, o de percheros para colgar los gayumbos. Pero yo lo tenía claro: la gente siempre va a tratar de desalentarte porque ellos no son capaces. Y hoy es el día que sigo cerrando picos.