Mi templo del dolor

kinet

Viernes 4 de marzo. Peso 75.7, doscientos gramos más que la semana pasada, vamos a pensar que de músculo (conste que lo he escrito sin reírme). Pero a lo que voy. Ahí arriba podéis ver los dominios de mi particular diosa elástica, el lugar donde ejerce su despótico poder para hacerme sudar como un cenutrio. El templo del dolor imprime carácter: al principio sonríes como la rubiales que aparece en la foto, sí, pero este sitio termina por borrarte del rostro esa estúpida sonrisilla de ardilla Disney. Y no es un lamento, es una realidad, una realidad para la que no tengo más que gratitud. Gratitud hacia mi monitora de la Gestapo y hacia mis compis de fatigas. No hay nadie entre ellos que dijeras que ha pisado un gimnasio jamás. Todos parecemos inevitablemente fuera de lugar, como si acabásemos de ser teletransportados desde un oscuro pasillo de biblioteca a un mundo demasiado aséptico y estilizado. Entre feos, calvos, pálidos y miopes no hay lugar para el postureo. Nunca apareceremos en un catálogo de moda ni abriremos la portada de una revista. Y ni falta que hace. Los miro, me miro y creo que somos felices.

8 comentarios en “Mi templo del dolor

  1. Pili

    Tu templo del dolor es como una cámara de tortura moderna, jejejeeeeeee. ¿También está esa máquina de la que te cuelgas boca abajo? ¡Qué angustia, madre!

    Bueno, bueno, no vamos a exagerar más, sarna con gusto no pica y a ti te está viniendo de maravilla. ¡Encima ganas peso muscular! ¿qué te dicen tus amigos, tu novia, tus familiares? seguro que están orgullosos de ti.

    Ya solo te falta ignorar por completo los restaurantes de comida rápida 😉

    Un abrazo a lo increible Hulk (siempre será mi héroe favorito… y Son Goku, claro)

    Me gusta

    Responder
    1. Un gordo cualquiera Autor

      Todavía no he visto a nadie del gimnasio colgado como un morcón, pero seguro que anda por ahí esa máquina del demonio de la que hablas XDDD Lo de ganar peso muscular son mis ganas más que la realidad, pero lo cierto es que sí noto infinitamente menos bamboleo de mis grasas al andar o al correr, estoy o me siento muchísimo más compacto y prieto, es una sensación agradable. Mi novia es la que más me lo nota por motivos obvios 😛 Otro abrazo para ti, Pili : )

      Me gusta

      Responder
  2. Daniela "La Luchadora"

    Sólo sigue dandole duro al gym con la diversión que tomas todo! Recuerda que hay que disfrutar el proceso ante todo, los resultados vendrán y te sentirás a gusto de por sí.
    Creo que es bueno hacer amistad en un gym, asi se animan entre todos, a mi cuesta hablar de la nada con gente que no conozco, pero si pudiera lo haría.
    Mucha suerte! Vamos que se puede con la vida sana!

    Me gusta

    Responder
    1. Un gordo cualquiera Autor

      Es cierto que los resultados vienen por añadidura, Daniela, yo no me obsesiono. Simplemente trato de acudir mis tres veces por semana y punto, sin marcarme metas imposibles ni plazos de fantasía. Es la primera vez que aguanto tanto en un gimnasio, me autosorprendo jejeje

      Me gusta

      Responder
  3. Kaonnibal

    Oye pues no sabes lo afortunado que eres. Una de las razones por las que no me apunto a un gimnasio y hago ejercicio en casa (o lo intento) es precisamente eso… la inseguridad que me da exponerme a los «estilizados» «posturetis» «musculados/as» yo y mis flotadorcillos no estamos preparados para eso. De hecho tengo matrícula gratis en el gimnasio de la universidad y pasando… A darle caña!

    Me gusta

    Responder
    1. Anónimo

      A mí me jodía más que un «viejo» se pusiera en la máquina de delante a mirarme sin disimulo. Los musculitos me ignoraban totalmente, los yayos saben mejor donde está la buena tajada….

      La verdad es que en el gimnasio no hay hombres interesantes para mí. No me van los deportistas, prefiero los frikis-heavis-sapiens que no se echen patrás cuando les digo que soy licenciada. Que también me pasó en su día.

      Me costó, y al final di con un friki-sapiens. Lo de heavy no lo he conseguido, jajaja, pero me vale porque le gustan los mojinos escocidos.

      Q me enrollo!

      Por cierto, hola Rafi, nuestro Sapiens madrileño.

      Me gusta

      Responder
      1. Un gordo cualquiera Autor

        «Los yayos saben dónde está la buena tajada». Me parto jajajaja Y los no tan yayos, he de decir. Ehem, ehem 😛 Estoy contigo, mejor un sapiens frikilongo que un gimnasta que se eche más cremas que la novia. Da muchísimo más juego y se lo pasa uno infinitamente mejor. Un besote, que yo no te ignoraría, con permiso de nuestros churris, claro XDDDD

        Me gusta

    2. Un gordo cualquiera Autor

      Esther, pues aquí desde luego te sentirías como en casa, somos gente de lo más llana y natural, aquí el postureo no se estila. Cada uno hace lo que puede y a su ritmo y con eso nos basta y nos sobra. Es una rara felicidad 🙂

      Me gusta

      Responder

Deja un comentario